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Primera restauración ecológica del IJGE en el valle de Nandoumary

La calma de los parajes de alrededor de Nandoumary se ve perturbada un día cualquiera por el ruido de un ser mecánico, que parece tener sus revoluciones rozando el límite. Como si de un grupo de suricatas se tratase, la gente de la zona deja por un momento lo que está haciendo para sacar la cabeza y averiguar qué sucede; algunos incluso se aventuran a dirigirse hacia el sonido. Se trata de un camión, curtido por las inclemencias del tiempo y el relieve de la geografía local. El aullido de la maquinaria en tal remanso de paz sería preocupante, pero hoy es sinónimo de esperanza. No se van a talar árboles ni se va a empezar a construir ninguna metrópolis. Más bien todo lo contrario. El vehículo trae consigo la vida.

Este año se ha completado la primera restauración ecológicarepoblación de una zona deforestada con especies autóctonas– en el valle de Nandoumary por parte del Instituto Jane Goodall en Senegal. Esta población se ubica en el suroeste de la Reserva Natural Comunitaria de Dindéfélo, en el borde de la altiplanicie que toca en la parte del valle con Guinea Conakry. El objetivo del proyecto fue la plantación de 1.000 ejemplares de la región en un campo de cultivo abandonado, cedido por el propio pueblo. El proyecto toma relevancia si consideramos que la plantación escogida se ubica en una zona sensible para los chimpancés, pues se trata de un corredor ecológico natural. Además, la zona se encuentra alarmantemente deteriorada.

El primer paso, en 2015, fue la creación de un vivero para la recolección de semillas de especies autóctonas de diferentes puntos de la Reserva Natural Comunitaria de Dindéfélo (RNCD), pensando siempre en que todas ellas fueran de interés para el chimpancé y con el fin último de la restauración ecológica.

Las especies elegidas para el proyecto fueron:

Ede (Sclerocarya birrea) Goumbambe (Cola cordifolia) Thiale (Spondias mombin) Lare (Saba senegalensis) Doundouke (Nauclea latifolia) Lengue (Afzelia africana) Samano (Cordia myxa) Koukou (Diospyros mespiliformis) Boto (Detarium senegalensis) Bani (Pterocarpus erinaceus) Thielen (Prosopis africana) Douki (Cordyla pinnata) Dukume (Annona senegalensis) Boyle (Hexalobus monopetalus) Dibbe (Ficus sur) Dibbe pompoton (Ficus vogeliana)

Cuando las condiciones climatológicas eran más óptimas para el crecimiento, se inició el proceso de plantación. El personal del IJG en Senegal que se encargó de llevar el proyecto a cabo fue: Roberto Martínez, Antares Bermejo, Ander Insausti, Arkaitz Yanguas, Karim Diallo y Balla Souaré. Se alquiló un camión y se contrataron los servicios de un conductor, de diez personas de Nandoumary para que ayudaran en el proceso de plantación y de tres cocineras para preparar la comida de todo el equipo. Además hubo varios habitantes de la zona que colaboraron desinteresadamente con todo el proceso de forma espontánea. La presencia de los agentes del Departamento de Aguas y Bosques facilitó el trabajo.

También se compró el material indispensable para la tarea: picos, azadas, palas y barreños. Desde el principio del proyecto de restauración en 2015, todos los salarios, alquileres y compra de material fueron posibles gracias al apoyo financiero de la Fundación Bioparc, fundación española sin ánimo de lucro que entre sus objetivos tiene la conservación in situ de la biodiversidad. Para la plantación fueron necesarios dos días de intenso trabajo, en los que las especies se dispusieron según criterios de creación de bosque irregular. Se busca así crear un espacio más adecuado para la fauna, pues se pretende imitar el estado natural de la vegetación, con árboles de diferentes especies y tamaño colocados al azar.

Una vez finalizado todo el proceso, se contrataron los servicios de dos guardias encargados de vigilar la zona, pues en ella pasta ganado vacuno, caprino y bovino, así como fauna salvaje, por ejemplo facóqueros y antílopes, especies capaces de acabar con relativa facilidad con todo el progreso logrado. Especialmente durante las primeras fases del crecimiento de la vegetación de la zona, es indispensable que ésta permanezca inalterada para asegurar su supervivencia. Tras la plantación se han realizado visitas periódicas por parte de los miembros del IJG de Senegal, comprobando satisfactoriamente que todo avanza según lo previsto y que la zona crece con vitalidad.

De este modo, el valle de Nandoumary vuelve a la calma que le caracteriza. Pero ahora respira un poco más aliviado gracias a su nuevo pulmón verde, que debe seguir expandiéndose en beneficio de todos sus habitantes, ya sean flora o fauna. Ahora la naturaleza sigue su curso, pero todo dependerá de aquel que más incidencia puede tener sobre el terreno, ya sea positiva o negativa: el ser humano. Y desde el equipo del IJG, con el apoyo de la Fundación Bioparc en este proyecto, trabajamos por un impacto positivo. Seguiremos ayudando a proteger el amenazado hábitat de los últimos chimpancés de Senegal, donde viven también Hiila y su cría Cheempo.

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