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Plantación de 620.000 árboles para “vallas verdes” en la Reserva Natural Comunitaria de Dindéfélo

El Departamento Agroforestal del Instituto Jane Goodall (IJG) de Senegal ha sumado su trabajo técnico y apoyo logístico a la organización Trees For the Future (TFF) para llevar a cabo el ambicioso proyecto de crear “vallas verdes” dentro y fuera de la Reserva Natural Comunitaria de Dindéfélo (RNCD). Se trata de la primera fase del proceso, en que se plantan especies que actúan como barreras naturales que delimitarán futuros huertos, así como las parcelas de los hogares en algunos casos. El objetivo final es facilitar el abastecimiento alimentario de la población y al mismo tiempo contrarrestar la deforestación, plantando en lugar de arrancar o talar. Hasta ahora, esta práctica se viene haciendo utilizando ramas y árboles arrancados que se pudren al poco tiempo, de modo que para renovar las vallas cada vez hay que volver a coger dichos recursos del bosque. De esta manera se pretende evitar la tala innecesaria de árboles, fomentando la participación y sensibilización de las poblaciones locales en estas cuestiones cada día más urgentes. La carrera contrarreloj por la supervivencia de la naturaleza en el oeste africano toma fuerza con este proyecto.

En él han participado exitosamente nueve poblaciones de la RNCD y alrededores: Nandoumary, Ségou, Newdou, Tánágue, Pélél, Boussoura, Badjari, Dandé y Thiabé Karé. En cada uno de los pueblos se eligió a un leader farmer (“agricultor líder”) responsable de supervisar la iniciativa en su zona –dos en Nandoumary, por su gran extensión–. Éstos recibieron en Kédougou la formación en materia de plantación y todo lo relativo al modus operandi a cargo del realizador técnico de TFF en Senegal oriental, Karamba Dhiakby, y de su asistente Issa Diallo. Una vez instruidos, los leader farmers se encargaron a su vez de divulgar los conocimientos adquiridos entre las familias participantes en el proyecto. La inclusión aproximada de entre cincuenta y sesenta familias voluntarias por población ha dejado claro que ha sido todo un éxito.

Las especies escogidas para formar estas vallas verdes fueron el Kiidi (Jatropha curcas) y el Bule (Acacia mellifera). La primera se plantó directamente en la tierra (ya que tiene fácil y óptima germinación en este terreno) unas semanas antes de la llegada de las lluvias. La segunda se plantó en unos pequeños viveros improvisados por cada familia para su posterior plantación en las vallas verdes, unos meses antes de la llegada de las lluvias, buscando un crecimiento vigoroso al ser replantadas.

El proyecto se llevó a cabo de febrero a septiembre, y durante la realización del mismo se efectuaron reuniones mensuales en la Estación Biológica Fouta Jallon, sede del IJG en la zona, con Antares Bermejo y Roberto Martínez (IJG), Karamba Dhiakby e Issa Diallo (TFF) y los 10 leader farmers. Al principio y final del proceso también estuvieron presentes en las reuniones Curtis McCoy, responsable jefe de TFF en África Occidental, y Mohamed Traoré, responsable de TFF en Senegal. Las puestas en común fueron una experiencia enriquecedora, pues se hizo un buen seguimiento del proceso, se expusieron las diferentes problemáticas que aparecían sobre la marcha y se encontró entre todos la manera de solventarlas. Además, se repartieron herramientas como palas y picos, semillas y bolsas para el vivero. Antares Bermejo y Roberto Martínez, del Depto. Agroforestal del IJG, participaron activamente en el seguimiento por los pueblos dando asistencia técnica y soporte donde fuera requerido.

En total, se plantaron cerca de 620.000 ejemplares en todas las zonas partícipes del proyecto. La utopía del millón quedó de este modo más cerca de lo esperado y considerando que era la primera vez que se realizaba en la Reserva un proyecto de tal envergadura, superar el medio millón fue algo más que satisfactorio. Habiendo analizado estos buenos resultados, la colaboración entre el Instituto Jane Goodall y Trees For the Future continuará en el 2017, contando con los ya experimentados leader farmers, tal vez más familias y, si cabe, la misma ilusión y energía para seguir plantando vida en la zona, cada vez más verde.

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