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Cristina Sabaté, veterinaria: “En Dindéfélo, humanos, ganado y fauna salvaje comparten espacios y, c

Cristina Sabaté, originaria de Vic (Barcelona), estudió Veterinaria en las facultades españolas de Valencia, León y Zaragoza, y en la francesa de Toulouse. Al finalizar el segundo año de carrera, con tan solo 18 años, viajó a Sumatra (Indonesia) para permanecer un mes como voluntaria en un proyecto con orangutanes. Allí se dedicó a realizar transectos, muestreos caracterizados por la toma de datos en determinados recorridos. En el año 2016 se desplazó al Centre de Conservation pour Chimpanzés en Guinea, donde permaneció cuatro meses. En este Centre trabajó en contacto directo con los chimpancés, puesto que es un centro de rescate y santuario. Allí tuvo la oportunidad de aprender sobre el comportamiento de estos primates.

Recientemente, la veterinaria visitó el programa del Instituto Jane Goodall en Senegal durante un mes con el objetivo de observar las particularidades de la zona respecto a la convivencia entre humanos, fauna doméstica, salvaje y semi-silvestre.

¿En qué ha consistido tu estancia en Dindéfélo?

Vine a observar, básicamente. Hace más o menos un año, me puse en contacto con el Instituto y me avisaron de que había que empezar prácticamente de cero en el tema veterinario-sanitario porque nunca ha habido nadie de ese campo trabajando ni colaborando aquí.

Vine un poco a la expectativa, preparada. Traje un montón de medicamentos -para sedar, para dormir-, porque nunca sabes lo que te vas a encontrar. También traje libros de enfermedades infecciosas, pero básicamente vine a observar.

Desde un punto de vista veterinario, ¿cuáles son las particularidades de un espacio como la Comuna de Dindéfélo?

Estamos en una zona donde los chimpancés, el principal estudio del IJG, viven en contacto súper directo con la población local, con turistas (es una zona de bastante turismo), con fauna semisilvestre y fauna salvaje. Esto hace que compartamos muchas enfermedades, que se vuelven endémicas en la zona, y eso, obviamente, perjudica a la conservación de los animales salvajes.

Por ejemplo, las vacas deambulan por la zona rural y por el bosque de galería en busca de comida y agua, y así llegan hasta la cascada. Ahora mismo hay un grupo de chimpancés viviendo allí porque es el único punto de agua que encuentran para hidratarse y comer hojas frescas y frutos. En el camino que llega a la cascada también hay mujeres lavando ropa. Además, hay babuinos, monos vervets y muchos turistas que se bañan.

Entonces hay chimpancés viviendo en árboles donde hay ropa colgada de mujeres que la dejan ahí, vacas destruyendo y dejando heces en el camino. Caldo de cultivo para todo tipo de enfermedades.

Cristina trata a una cabra en la Comuna de Dindéfélo.

¿Cuáles son las principales enfermedades que se pueden contagiar por este contacto tan directo?

Es necesario hacer un estudio epidemiológico, pero según lo observado, las enfermedades que más probablemente se están compartiendo en esas poblaciones son la tuberculosis, que se transmite sobre todo vía aerógena, y los parásitos, ya que la gente y los animales beben agua contaminada con heces. También hay muchos animales con sarna, otra zoonosis que se contagia por contacto directo con la piel.

Por otra parte, está la brucelosis, que se transmite al beber leche cruda, ya que aquí no se hierve. El único síntoma que tiene en los animales es el aborto . Asimismo, las mujeres que beben leche infectada se pueden contagiar y, de la misma manera, tener abortos. Esta enfermedad aquí no tiene ningún control.

A nivel veterinario también se puede incidir en el tema de los pequeños animales, perros, gatos e incluso burros, pues también son transmisores de enfermedades, sobre todo tuberculosis, brucelosis, rabia, sarna, parásitos…

¿De qué manera se podría frenar este ciclo de contagio de enfermedades zoonóticas?

Lo que se podría hacer es adherirse a un programa que se llama OneHealth, de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, que precisamente trata de conservar especies de animales salvajes de manera indirecta.

Los creadores del programa se han dado cuenta de que en zonas como Dindéfélo, que es el mejor ejemplo de convivencia de todas las especies (animales semisalvajes, salvajes, humanos y ganado), se puede implementar un programa donde hay unas bases y unos pasos a seguir, a través del cual se intentan reducir todas esas enfermedades y mejorar todo el ecosistema en este sentido.

Este programa conservacionista requiere de bastantes profesionales a nivel sanitario, veterinarios, médicos, enfermeros y también biólogos, que trabajen en conjunto. Un veterinario puede saber de enfermedades, puede seguir a un grupo de chimpancés, pero no entenderá, por ejemplo, de la flora que se come la vaca. Por otra parte, un médico es el que realmente puede hacer un control de las enfermedades humanas presentes aquí.

Las vacas son un elemendo fundamental en la economía doméstica de Dindéfélo.

¿En estos momentos qué se está haciendo en la zona a nivel sanitario respecto a las enfermedades infecciosas?

Muy poco. Para saberlo me he puesto en contacto con el asistente veterinario de Ségou, Samale Diallo.

Como he dicho, en la zona hay muchas enfermedades infecciosas: las gallinas tienen marek, las vacas pasteurela y las cabras y ovejas pasteurelosis e incluso peste. Todo esto porque no hay control de los animales, que deambulan por el bosque y por el pueblo, incluso muchos no tienen dueño. En la misma línea, hay una gran falta de vacunación, especialmente de enfermedades de declaración obligatoria, y de falta de higiene y de sanidad. Se dan casos en los que llega una enfermedad infecciosa al rebaño y en cuestión de horas mata a todo el grupo.

Así que he propuesto redactar un pequeño proyecto que consista en la creación de un puesto veterinario donde se disponga de sistema de refrigeración y donde la gente pueda acudir a por vacunas, que además muchas son proporcionadas por el Estado de forma gratuita.

En estos momentos, la gente se tiene que ir hasta Kédougou, la ciudad más cercana, que está a hora y media. Si se hiciera el puesto veterinario con acceso a electricidad, y por tanto con sistemas de refrigeración para almacenar las vacunas, se podría tener una sala donde esterilizar y vacunar perros y gatos. Así, mejoraría el estado de los animales, aumentando su producción, su control, su sanidad y evitando la transmisión de enfermedades, que personalmente es lo único que busco.

Es muy importante que lo lleve gente local, es decir, un veterinario puede estar allí para arrancar, pero para mí sería un fracaso la necesidad continua y constante de un expatriado.

¿Cómo resumirías tu estancia?

He estado aquí cinco semanas haciendo observación pura y dura, viviendo con la familia, viendo cómo comen, cómo cocinan, lo que me ha servido también en el aspecto profesional.

He visto muchas cosas que en Guinea no vi porque no compartía vida con los locales, vivía sola. Me parece que es de las cosas más buenas, positivas y enriquecedoras que hace el Instituto Jane Goodall, tanto para la gente local como para nosotros.

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