El IJG en Senegal y el Comité de Gestión de la RNCD dan comienzo a una iniciativa educativa de proyecciones mensuales en materia de concienciación medioambiental
Son las 20:30 de un sábado cualquiera en Dindéfélo, Senegal, y ya hace rato que el sol se escondió tras el altiplano que se eleva hacia el sur, dirección Guinea. Un buen número de sillas, vacías casi en su totalidad, están encaradas hacia una pared, blanca en sus mejores días, del campamento comunitario Villageois, uno de los centros neurálgicos del pueblo. La noche en este rincón del sudeste del país es clara debido a la luz de la luna que, aún estando a la mitad de su plenitud, ilumina cada rincón del lugar y cada piedra en el camino. Una chica y un chico "toubab", término local para referirse a los extranjeros, están concentrados ultimando la preparación de un equipo de proyección.
Empiezan a llegar los primeros asistentes en cuentagotas para coger sitio en esta especial convocatoria. Es importante tener en cuenta que aquí, así como muchas cosas se respetan hasta rayar la obsesión, la puntualidad brilla por su ausencia. La gente está acabando de cenar y dirigiéndose al sitio sin demasiada prisa aunque con una buena dosis de emoción e incertidumbre. Desde hace unos días hay colgados en puntos estratégicos del pueblo varios carteles hechos a mano y repletos de color que informan del evento con el título de la película y demás detalles.
En los diez minutos que preceden a las 21h ocurre algo magnífico: como si se tratase de un grupo de seres de la noche que se conjuran con algún propósito muy definido y con un ordenado desorden, aparecen a oleadas niñas y niños de todas las edades. Desde los más pequeños, que únicamente distinguirán colores y formas en la improvisada pantalla, hasta los algo mayores, que entienden y hablan bien el francés -idioma de la película, pues el cine doblado al pular, lengua local, es un mercado todavía sin explotar-. Llegan también mujeres con bebés colgados a sus espaldas, grupos de adolescentes que vienen a ver qué pasa y algún hombre curioso, pero en su mayoría el público lo componen alumnos de la escuela primaria. Los sitios en las sillas se ocupan en cuestión de segundos pero sin lamentarlo ni un instante, el resto se agencia una piedra que le servirá de asiento y que transporta con prisa a un buen sitio. También vemos a un puñado de asistentes blancos, algunos diseminados entre la población local con niñas y niños en sus faldas y costados, otros agrupados en un par de mesas y aquella chica y aquel chico, Espoir DelMain y Daniel Aránega, acabando de ajustarlo todo para un óptimo visionado.
Ambos coordinan el Departamento de Educación y Sensibilización del Instituto Jane Goodall (IJG) en Senegal que, junto con el Comité de Gestión de la Reserva Natural Comunitaria de Dindéfélo (RNCD), empiezan con este acto la dinamización de un ciclo de películas que tiene como objetivo principal concienciar a la población local, principalmente niñas y niños, en materia de conservación medioambiental. Los demás toubabs son el resto del equipo del IJG, que obviamente no quería perderse el acontecimiento. Tras la última espera para ajustar todo lo audiovisual, y ya con todo el mundo expectante en su sitio, empieza la película.
Si uno intenta hacerse un sitio entre el jovencísimo público, es fácil caer hechizado por la magia del clímax que se respira en el ambiente. Reacciones inocentes, risas aisladas, cabezas erguidas y ojos atentísimos conforman parte de la escena. Posiblemente fascinadas por esta novedad en la oferta de ocio de la región, las más de 150 personas, sorprendentemente silenciosas, no intuyen lo iluminados y definidos que pueden verse sus expresivos rostros, cautivados por la historia de un chico que se convierte en oso y cruza paisajes de primitiva naturaleza llenos de vida y color. La hora y media de duración del filme transcurre en paz, filtrado éste por cada una de las mentes de los espectadores llenas de curiosidad, ensimismamiento y perplejidad.
En “Hermano Oso” se aborda el tema de los lazos entre el ser humano y los demás animales en una de las primeras comunidades tribales de América del Norte desde una perspectiva que unifica lo ancestral y espiritual con el lenguaje humorístico y el gusto estético de una buena animación, reclamos ideales para atraer la atención del público infantil. Ese mismo mensaje, el de la importancia del reino animal y de la naturaleza es el que se quiere difundir y promover sutilmente con esta película y las venideras. En lo que será un ciclo cinematográfico que gire alrededor de esta temática y que constará de una proyección mensual, la actividad va más allá de un simple visionado. Tras acabar la película, y con el objetivo de mostrar algo más cercano para todos, se pasa un vídeo elaborado por los miembros del Departamento de Investigación del IJG en el que aparece Cheempo, una carismática cría de chimpancé, emblema de la Reserva e hijo de Hiila. Los investigadores del IJG hacen un seguimiento muy detallado de esta pareja de chimpancés para mantener informados a los socios que apadrinan. Con la recaudación de fondos de los apadrinamientos se consigue generar empleo digno en las poblaciones locales para proteger a la comunidad de chimpancés. Después de las risas provocadas por las camaderías y piruetas del pequeño primate, se plantea un debate para reflexionar sobre la historia y los contenidos de “Hermano Oso” con los pequeños actores que pueden incidir en el futuro para cuidar el sitio en el que viven.
Balla Diallo y Elhaj Diallo, el director y el contable del Comité de Gestión de la RNCD, proponen un debate posterior con una serie de preguntas en pular sobre lo que se acaba de ver, transformando el asombro en animadas respuestas. El cuestionario, preparado previamente por Dani y Espoir, va más allá de preguntas sobre el argumento y busca generar una reflexión en los más pequeños acerca de la relación entre humanos y demás seres vivos. El trabajo previo no fue poco. Días antes de la proyección, ambos equipos realizaron una visita a l'École Premiére Manga Traoré de Dindéfélo y, tras una reunión con el director, Ousmane Diallo, se hizo un breve tour por las clases con tal de informar sobre el ciclo de cine a las niñas y niños. Posteriormente, el equipo ejecutivo del Comité de Gestión de la RNCD hizo un visionado previo de la primera película para comprobar que todo el contenido fuera apropiado y se reunió con el Departamento de Educación y Sensibilización del IJG, encargado de la elección de los filmes, para revisar también las preguntas del post-visionado.
La educación y sensibilización son el mecanismo para sembrar esperanza en las mentes de los habitantes más pequeños de la zona. El impacto positivo o negativo que la acción humana puede tener en el equilibrio del ecosistema y en las vidas de todas las criaturas que habitan en él es algo de primordial importancia y que desde temprana edad debe empezar a abordarse. Teniendo en cuenta que Dindéfélo es la puerta de entrada a la RNCD, cada día se libran pequeñas luchas a favor de la conservación que se enmarcan en una gran batalla a contrarreloj en la que niñas y niños tienen y tendrán un papel fundamental.