Cuando pasas mucho tiempo en un sitio ajeno, como nos pasa a l@s voluntari@s del Instituto Jane Goodall (IJG) en Senegal, poco a poco empiezas a conocer cómo funciona la sociedad que allí vive y empiezas a entender cuál es la mejor manera de comunicarse con la población. Por ejemplo, en algunos países, las campañas políticas tienen mucha fuerza en la televisión. Aquí, en los pueblos de la Reserva Natural Comunitaria de Dindéfélo (RNCD), la forma más eficaz de hacer política es mediante mítines y pequeñas reuniones. A la gente le gusta que le hablen directamente, tener conversaciones, conocer de primera mano todo lo que pasa.
Lejos de la política, con el objetivo de sensibilizar a la población sobre los aspectos más básicos de la conservación de la naturaleza, los miembros del IJG impulsamos un proyecto que fue posible gracias a la ayuda del Ajuntament d’Olesa de Montserrat (Cataluña), y también a la colaboración de Fundación Bioparc en el programa agroforestal y de conservación. Sabiendo ya cómo funciona la población de este pequeño rincón de Senegal, pusimos el proyecto en manos del Comité de Gestión de la RNCD. Más concretamente, en manos de los ecoguardas. Teníamos que llegar a la población de la manera más próxima posible: yendo a sus casas.
Y teníamos que encontrar la manera de dejarles en casa un recuerdo del mensaje: debemos proteger el bosque de la tala de árboles, de los fuegos, de la contaminación… Y, por supuesto, debemos proteger a los excepcionales chimpancés con los que los habitantes de la RNCD conviven: “Su futuro es tu futuro”.
El resultado fue, pues, la elaboración de un póster que los ecoguardas repartieron por todas las casas de todos los pueblos de la Reserva. En su diseño se incluye un “contrato” para la protección del bosque que incorpora, a su vez, una foto de cada familia. Fueron los ecoguardas, pues, los encargados de visitar a las familias de la RNCD, sensibilizarlas para la protección de la naturaleza y sacarles las fotografías que luego les llevarían de vuelta a sus casas.
Esperamos que este contrato simbólico de cada familia sirva para implicarse aún más en la protección colectiva de los recursos naturales y la biodiversidad de este entorno tan especial, del cual su futuro depende.